DESCUBREN UNAS BACTERIAS CAPACES DE REPARAR GRIETAS EN EL HORMIGÓN

 

 

 


'BacillaFilla'

DESCUBREN UNAS BACTERIAS 
CAPACES DE REPARAR GRIETAS EN EL HORMIGÓN

 


Los investigadores británicos crearon bacterias que producen una especie de pegamento capaz de reparar grietas en el hormigón.

Los microbios genéticamente modificados, denominados 'BacillaFilla', fueron programados para descender por la grietas finas en el hormigón y, al alcanzar el fondo, producir una mezcla de carbonato de calcio y un pegamento bacterial. Ese pegamento se endurece hasta el mismo grado que el hormigón, de tal modo que vuelve a unir las partes del edificio con peligro de desprenderse.

Según matizó la directora del proyecto, Jennifer Hallinan, una investigadora de sistemas complejos de la Universidad de Newcastle, el resultado puede ser especialmente útil en las zonas afectadas por terremotos, donde centenares de edificios tienen que ser demolidos porque no hay un método fácil para reparar las grietas y presentan peligro de derrumbarse por culpa de éstas.

Hallinan añadió que un 5% de las emisiones de dióxido de carbono de origen artificial proviene de la producción de hormigón, lo que contribuye al calentamiento global. Por eso la extensión de la duración de las estructuras existentes significa que también se puede reducir el impacto medioambiental.

Las esporas de 'BacillaFilla' empiezan a germinar sólo al contactar con el hormigón y tienen un gen de autodestrucción que se activa si el pH del ambiente es distinto.


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Descubren unas bacterias que reparan el hormigón

por Sabiens " los amigos del saber " en 18 noviembre, 2010


Los investigadores británicos crearon bacterias que producen una especie de pegamento capaz de reparar grietas en el hormigón.

Los microbios genéticamente modificados, denominados ‘BacillaFilla’, fueron programados para descender por la grietas finas en el hormigón y, al alcanzar el fondo, producir una mezcla de carbonato de calcio y un pegamento bacterial. Ese pegamento se endurece hasta el mismo grado que el hormigón, de tal modo que vuelve a unir las partes del edificio con peligro de desprenderse.

Según matizó la directora del proyecto, Jennifer Hallinan, una investigadora de sistemas complejos de la Universidad de Newcastle, el resultado puede ser especialmente útil en las zonas afectadas por terremotos, donde centenares de edificios tienen que ser demolidos porque no hay un método fácil para reparar las grietas y presentan peligro de derrumbarse por culpa de éstas.

Hallinan añadió que un 5% de las emisiones de dióxido de carbono de origen artificial proviene de la producción de hormigón, lo que contribuye al calentamiento global. Por eso la extensión de la duración de las estructuras existentes significa que también se puede reducir el impacto medioambiental.

Las esporas de ‘BacillaFilla’ empiezan a germinar sólo al contactar con el hormigón y tienen un gen de autodestrucción que se activa si el pH del ambiente es distinto

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 Pedro Donaire |


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domingo 5 de septiembre de 2010
Bacterias extremófilas que reparan paredes de hormigón 

En el Universo existen microorganismos capaces de vivir en condiciones extremas de temperatura, salinidado PH. Son los extremófilos. 

En un volcán, en la Ántártida o en las minas de Río Tinto, donde quiera que se encuentren, su estudio resulta fundamental para conocer los límites de la vida en la Tierra, primer paso para el conocimiento de la vida en otros planetas, como Marte. 

A ellos a dedicado su estudio el prestigioso científico Ricardo Amils, que ha participado en las VI Jornadas de Jóvenes investigadores "Investigación del Futuro", organizadas por la Universidad de Granada, entre los días 13 y 15 de febrero de 2008. En Tesis, Amils nos habla de estos microorganismos, así como del estado de las investigaciones sobre el planeta Marte.


Cuando William McDonough y otros pioneros del movimiento de arquitectura sostenible visionaron por primera vez el concepto de vida, de la respiración de los edificios, con toda probabilidad que no imaginaba unas estructuras llenas de vida real.

Henk Jonkers, de la Delft University of Technology en Holanda, y sus colegas, han desarrollado unas bacterias auto-fijadoras de hormigón, puede que impulse la corriente principal de la arquitectura sostenible de McDonough como jamás hubiera esperado.

Esto puede sonar a alienígena, pero los científicos han estado sometiendo las bacterias al servicio en la construcción desde hace años. El uso de bacterias productoras de minerales ya ha sido explorado en una variedad de aplicaciones, incluyendo el endurecimiento de la arena y en la reparación de grietas en el hormigón. Pero hay dos problemas inherentes a este enfoque. En primer lugar, la reacción que sufren estas bacterias al sintetizar el carbonato de calcio conlleva a la producción de amonio, que es tóxico incluso en concentraciones moderadas. El otro problema es más prosaico. Dado que las bacterias tienen que aplicarse de forma manual, un trabajador o un equipo de trabajadores que tengan que salir cada pocas semanas, para arreglar las grietas pequeñas de cada bloque de hormigón, dificulta el propósito de hacer del proceso de reparación algo simple y rentable .

La solución de Jonkers fue localizar una cepa bacteriana distinta que pudiera vivir felizmente enterrada en el hormigón durante períodos prolongados de tiempo. Ya que las bacterias se mezclan en el hormigón desde el principio, inmediatamente podrían reparar las pequeñas grietas que brotaran, antes de que se ampliaran y se vean expuestas al agua, haciéndolo vulnerable al desgaste y a un deterioro mayor (las estructuras de hormigón se refuerzan normalmente con barras de hierro, pero si el agua se filtra entre las grietas, pueden corroerse fácilmente).

Dicha cepa tendría que soportar un ambiente de hormigón de pH alto, y producir grandes cantidades de carbonato de calcio sin producir por ello grandes cantidades amonio. Los investigadores encontraron a los candidatos idóneos: un puñado de resistentes bacterias formadoras de esporas, pertenecientes al género Bacillus y que se dan la gran vida en los lagos de sosa alcalina de Rusia y Egipto.

Jonkers y sus colegas, colocaron las esporas y su fuente de alimento, lactato de calcio, en pequeñas bolitas de cerámica, para evitar que se active antes de tiempo debido a la mezcla de hormigón húmedo y atentar contra la integridad del material. Las esporas permanecieron latentes hasta que la formación de una grieta permitió que el agua entrara furtiva, despertando a la bacteria y su apetito. Cuando empezaron a comer, tragándose el lactato de calcio y el agua, también comenzaron a bombear calcita (una forma muy estable de carbonato de calcio), lo que rápidamente fue llenando los agujeros.

Ahora que han probado con éxito el trabajo de las bacterias, Jonkers y sus colaboradores planean comparar la fuerza de sus hormigón natural con algo real. Es posible imaginar que se pueda modificar genéticamente la bacteria, para que construya una forma más fuerte de calcita (o un material aún más resistente), que coincida más con las expectativas.

Para aquellos que prefieran mantener las bacterias fuera de sus paredes (no es que te tengas que preocupar, ya que estas cepas en particular no podrían sobrevivir fuera), hay otras alternativas. Michelle Pelletier, ingeniero de la Universidad de Rhode Island, ha creado un agente curativo de silicato de sodio microencapsulado que, como las bacterias, entra en acción cuando una grieta empieza a aparecer. El silicato de sodio reacciona con el hidróxido de calcio embebido en el hormigón, formando un gel maleable que cubre los agujeros y se endurece a una semana de la activación. Según Pelletier, el material también puede ayudar a prevenir la corrosión de las barras de acero envolviéndolas en una delgada película de protección.

A pesar de que sus enfoques para resolver el problema son diferentes, tanto Jonkers como Pelletier pregonan las ventajas de sus inventos: La producción de cemento ya cuenta con aproximadamente un 7 por ciento de la producción de emisiones de dióxido de carbono en todo el mundo, por lo que cualquier tecnología o procedimiento que pueda hacer que esas estructuras de hormigón sean más duraderas se convierte en un avance positivo.


•- Referencia: DiscoverMagazine.com, 4 de septiembre 2010

 

 

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