Un nuevo sistema solar


 

El hallazgo hecho por el telescopio Kepler está a 2,000 años luz la Tierra 

Madrid - Kepler-11 es una estrella parecida al Sol, situada a unos 2,000 años luz de la Tierra, y afortunadamente tiene un nombre fácil, porque será de las que hay que recordar en la frenética exploración del cielo en busca de planetas extrasolares, a ser posible parecidos a la Tierra.

Alrededor de ese astro se ha descubierto un sistema solar con seis planetas, cinco de ellos pequeños, y los astrónomos han podido determinar sus órbitas y sus masas, sus años, sus propiedades dinámicas, sus posiciones en un plano alrededor del astro e incluso deducir su composición.

Los nombres de estos seis planetas son también fáciles de recordar aunque, de momento, poco imaginativos: Kepler-b, Kepler-c, Kepler-d, Kepler-e, Kepler-f y Kepler-g. Este último es el más grande y los otros cinco deben estar hechos de elementos más pesados que el helio, dicen los investigadores. Hasta ahora, desde que se descubrió el primero en 1995, se han encontrado más de 520 planetas extrasolares.


Al mismo tiempo, los científicos de la NASA han anunciado que con el mismo telescopio espacial, el Kepler, se han descubierto cinco posibles planetas del tamaño de la Tierra, pero aún son “candidatos”, es decir, que están por confirmar. Además, estarían en la llamada zona de habitabilidad, es decir a una distancia de su estrella en que la que podrían tener agua en estado líquido.

En total el telescopio ha identificado 1,235 candidatos a exoplanetas desde su lanzamiento en 2009, incluídos 400 que se hacen públicos ahos. De ellos, 68 tienen aproximadamente tamaño terrestre, 288 son supertierras, 662 tienen el tamaño de Neptuno, 165 son como Júpiter y 19 mayores. Estos candidatos requieren más observaciones y verificaciones, advierte la NASA.

A la espera de que se confirmen o no estos descubrimientos, en Nature sólo se hace referencia al sistema planetario Kepler-11 confirmado. Se trata del mayor sistema planetario extrasolar descubierto hasta ahora por la técnica del tránsito, es decir, midiendo la atenuación de la luz de una estrella cuando un planeta se cruza en la línea de visión desde la Tierra, como si fuera un microeclipse planetario parcial que oscurece ligeramente la luminosidad del astro.

Su antecedente

“El único sistema plenamente comprobado de múltiples planetas identificados por tránsito hasta ahora era Kepler-9, con dos planetas gigantes y uno de solo 1,6 radios terrestres", destacan los científicos en la revista Nature. “Kepler-11 es un sistema planetario notable cuya arquitectura y dinámica proporciona pistas sobre su formación”, añaden. Además, aunque “es extraordinario” en sí mismo, “también nos dice muchas cosas acerca de lo ordinario”, es decir, los mecanismos de formación y evolución de los conjuntos planetarios, tal vez incluido el del Sol.

El descubrimiento ha sido posible gracias al telescopio Kepler, de la NASA, de casi un metro de diámetro. Es un instrumento especialmente diseñado para buscar y estudiar planetas extrasolares por tránsito que se lanzó al espacio en marzo de 2009. El nuevo sistema planetario es tan interesante y quedan tantas incógnitas que resolver que los científicos han anunciado ya que intentarán seguir obteniendo tiempo del telescopio en órbita para estudiar más detalles.

Más de 100 planetas han sido observados con el Kepler por la técnica del tránsito, que exige instrumentos capaces de medir pequeñísimas variaciones de luminosidad de los astros provocadas un cuerpo minúsculo en comparación a la estrella al cruzarse por delante de ella.

De ese centenar, la inmensa mayoría son gigantes tipo Júpiter, solitarios alrededor de su astro. Los cinco planetas pequeños de Kepler-11 tienen años muy cortos, dando una vuelta alrededor de su astro en menos de 50 días (10 días la órbita más corta y 47 la más larga) y están en una configuración muy compacta, todos ellos por dentro de la órbita de Mercurio, si se hace el ejercicio teórico de sobreponer su astro al nuestro.

La mayor parte del medio millar de exoplanetas conocidos se han encontrado no por tránsito, sino indirectamente, por los bamboleos que inducen gravitatoriamente en sus respectivas estrellas.


(NASA/Agencia EL UNIVERSAL)Por ALICIA RIVERA / El País / España

 

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